Columna originalmente publicada en SEM México
La ciudad que habitamos; la ciudad que nos habita.
No existe una relación unívoca entre la ciudadanía y la ciudad. Va y viene. Somos la ciudad al mismo tiempo que ella nos constituye. La ciudad es nuestro fundamento.
En un sentido foucaultiano, la experiencia urbana interpela directamente al cuerpo, su condición de salud, bienestar y hábitos de vida se producen en el contexto urbano. La ciudad me contiene, me atraviesa y aparece en mis sueños, también ahí se expresa.
En esta correspondencia entre el cuerpo humano y el cuerpo urbano que se producen uno a otro, convergen tres ambientes:
El espacio material de la vida: el hogar y la calle (todo lo que no es el hogar)
Las infinitas prácticas que suceden en el espacio urbano y que dan forma a la funcionalidad y al afecto según la apropiación de la ciudad por cada sujeto: por eso la ciudad es constitutiva.
El ámbito de las significaciones que germinan de la ciudad en su conjunto y de sus partes. Una semántica del espacio, con memoria, historia y vivencia. Estas también según cada sujeto/sujeta/sujete se apropie de la ciudad y despliegue sus prácticas.
La ciudad es subjetiva; cada quien su ciudad. Lo comunitario también es subjetivo y representa un conjunto de vivencias comunes. Cada práctica tiene su texto específico en el espacio. Un querido compañero que solía ser porro del Poli, con su testimonio de vida, me hizo percibir el texto de la violencia juvenil en la calle, sus códigos, sus referentes, sus lazos, sus ritos; fue sorprendente para mí, que de pronto los territorios conocidos adquirían otra fisonomía. Así también el crimen, el narcomenudeo, los diversos quehaceres, infinidad de lecturas sobre el mismo plano. Como también, por supuesto, el texto que es común a las mujeres y a las sexualidades desobedientes, el miedo. No todas, todos, todes leemos la misma ciudad; y no toda la ciudad es para todas, todos, todes.
Ciudad en ebullición
Son inconmensurables los retos de gobernabilidad de la ciudad en el contexto de las variadas e infinitas demandas. Más aún en una ciudad de las dimensiones de la Ciudad de México y que es el corazón político del país sobre todo ahora en un régimen de tendencias centralistas comandado por un caudillo. Todo ello hace hervir a la ciudad.
La estatua de Colón fue removida de la glorieta del señorial Paseo de la Reforma de resabios decimonónicos. En su lugar, la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum -que no presta oídos más que a su mentor político el Presidente López Obrador quien promueve una grotesca reinterpretación histórica-, ha colocado la reproducción de la escultura de “La joven de Amajac”, descubierta en enero pasado en el estado de Veracruz, a la que se le atribuye ser contemporánea de los tiempos en que Colón llegó a las tierras de América. La nueva figura mide unos seis metros de altura, el triple que la original, que se encuentra en el Museo Nacional de Antropología de Ciudad de México.
Demanda ciudadana desechada
Antes, activistas víctimas de violencia, colectivos feministas, madres que buscan a sus hijos desaparecidos y rastreadoras de restos humanos de familiares, colocaron una “antimonumenta” en la parte superior de la columna, una figura femenina de color morado con el puño izquierdo levantado.
Yadira González, vocera, declaró “Estamos pidiéndole un reconocimiento a la jefa de Gobierno y al presidente López Obrador. Queremos que, en esta ciudad, que es representativa del país, se nos dé un espacio y nos den el reconocimiento a las mujeres, no nada más a las víctimas, sino a todas las mujeres que tienen una representación importante para la nueva historia del país y para la historia que se está escribiendo”.
A ello Claudia Sheinbaum, respondió “Vamos a revisar, no quisiera yo adelantarme, acaba de ocurrir y vamos a evaluar porque en el momento que lo definamos y en todo caso, sea ahí o en otro espacio, vemos cómo lo resolvemos”. Deduzcan.
Semanas atrás, Sheinbaum ya había hecho el intento de colocar una gran cabeza de mujer olmeca que suscitara un general rechazo por ser una representación ajena de un escultor blanco.
La concesión de “La Glorieta de las mujeres que luchan” hubiera significado un gesto de parte del régimen a las luchas de estas mujeres que representan heridas abiertas de México y que han encontrado oídos sordos en las autoridades; antes han sido criminalizadas por los dueños de la historia y del espacio público.
Foto: Pardo/Agence France-Presse — Getty Images en The Ney York Times. 15 de oct 2021
Reinterpretación histórica
Claudia no es de gestos, pero sí del chantaje con el que resolvió el intríngulis de la glorieta: impelida sobre todo por complacer al Presidente, se adhirió a la revisión de la historia de México en la que él resulta el cuarto transformador de la Patria de los pobres y la reivindicación indígena. Cuando no tiene un concepto claro de la equidad, de las implicaciones de la política pública para el respeto a las vidas diferentes; ni de la democracia en tanto todos los derechos para todos. López, quien se ve ya como estatua de bronce consagrada por la historia, todo lo lleva al plano sacramental y lo despoja de su terrenalidad exigente.
Esa visión histórica de la Conquista de México que el historiador Rodrigo Martínez Baracs, integrante del Colegio Nacional describe como de estilo mural de Diego Rivera” en la cual los españoles le están dando latigazos a los indígenas para que trabajen “cargada de derrotismo, victimismo, odio y resentimiento” muy propicia -me parece- para alentar la voluntad de futuro en el país...versión que desconoce la definitiva participación indígena en alianza con los españoles para liberarse del imperio azteca. Y que además obvia la importancia de la conquista espiritual: nuestro sincrético cristianismo guadalupano, al que López no sólo no pone reparos, sino que asume ese colonialismo de las mentalidades como paradigma que supera al de la democracia y sus libertades.
Así, pues, le dijimos adiós a Colón, se desechó sin más una propuesta ciudadana y se impuso un enaltecedor vestigio prehispánico que ha sido marcado por el autoritarismo. La pétrea indígena venida de antiguo, antes que escuchar a dolidas mujeres mexicanas de carne y hueso; o tener una política pública consistente hacia las mujeres indígenas de hoy.
Twitter: euphrasina (amor por la elocuencia)
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