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Foto del escritorGentopia en colaboración con Dení Lara

“La ropa sucia se lava en casa...” ¿Y quién lo hace?


Por Dení Lara


Cocinar, limpiar, lavar, barrer, cuidar a las criaturas… todas esas actividades que algunas veces odiamos hacer, pero que son necesarias para el funcionamiento de un hogar, son trabajo.


Como otros aspectos de nuestra vida cotidiana, el trabajo en el hogar debe ser analizado con los lentes gentopianos para cuestionar las prácticas y roles que parecieran dados naturalmente, pero no lo son. Con esta sospecha permanente, nos preguntamos: ¿importa el género de las personas para realizar este tipo de trabajo?


El trabajo doméstico y de cuidados, como se les denomina a las actividades mencionadas, es fundamental para la “sostenibilidad de la vida humana'' (CEPAL, 2020). No sólo repercute en el ámbito privado (en casa), sino también en el público por su valor económico. En el caso de México el trabajo doméstico no remunerado representa 23.5% del PIB del país (INEGI, 2019). Es decir, que representa ingresos reales para el país.


¿Por qué las mujeres realizan más trabajo doméstico?


A pesar de su importancia, el trabajo doméstico ha sido considerado culturalmente como una muestra de amor. Especialmente, un ejemplo de lo que una “buena esposa” o una “buena mujer” debe hacer. Esto no es fortuito, ya que históricamente la sociedad ha dividido/repartido el trabajo de forma sexuada (Lévi-Strauss, 1986). Así, el trabajo doméstico ha sido concebido como un rol de las mujeres, realizado mayormente por ellas.


Actualmente se estima que, a nivel global, 80% de las personas trabajadoras del hogar son mujeres. Además, son ellas quienes mayor tiempo dedican a estas tareas: 40 horas a la semana (ENOE, 2020).


La cifra desigual no cambiará si no desechamos la creencia de que las mujeres son “mejores” para los cuidados y la crianza de las infancias. No existe una correlación entre el sexo de las personas y su habilidad e interés para procurar el bienestar de otras.


Podemos atrevernos a cuestionar los roles de género y las masculinidades que limitan pensar a los hombres poniendo un pie en la cocina o tomando una escoba. ¿O tendremos que esperar hasta 2090 para entender que a nadie se le caen las manos por hacerlo?


Cada vez más hombres hacen trabajo doméstico, pero persisten brechas


De acuerdo con el informe Nos Cayó el 20. Diagnóstico y recomendaciones del Observatorio Género y COVID-19 en México, a partir de la pandemia de COVID-19 se registró un aumento en el porcentaje de hombres ocupados en el trabajo doméstico de forma remunerada, pasando de 8.4% a 10.9%. Sin embargo, dicho informe también reportó una diferencia entre el ingreso que recibieron las mujeres y hombres dedicados a estas tareas, pues por cada $100 pesos que ellos recibieron, ellas ganaron $63.


Si bien es importante que haya más hombres dedicados a un trabajo históricamente feminizado, ellos lo realizan principalmente en modalidad remunerada y con una brecha salarial a su favor.


Asimismo, cuando se trata del trabajo doméstico no remunerado, la participación de los hombres en México también tiene una brecha a su favor, pues sólo dedican una cuarta parte del tiempo destinado a estas actividades, a comparación de las mujeres que dedican tres cuartas partes (INEGI, 2019).


¿Realmente se están rompiendo estereotipos?

En definitiva, queda un largo tramo por recorrer para que las tareas del hogar se repartan equitativamente y sin importar el sexo o el género. La pandemia que aún atravesamos ha reflejado la importancia del trabajo doméstico y de cuidados, así como su injusta y sesgada distribución, por lo que si nuestro objetivo es llegar a Gentopia, el punto de partida es nuestra casa.



¿Qué esperas para iniciar el cambio?


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