El asesinato de mujeres más allá de los tiempos de guerra
En Gentopia, la historia del género narra las relaciones desiguales que las personas de tu tiempo vivieron. Su máxima expresión fueron los feminicidios, asesinatos provocados por ideas de los sexos y géneros basadas en el odio, la crueldad y cosificación sexual. Estos vínculos y creencias colocaron a las mujeres en un lugar de subordinación. Y, sobre todo, se dudó de su valor como miembros de la sociedad.
En la década de los setenta, Diana Russell usó por primera vez el término feminicidio frente a un tribunal internacional. Con ello demostró que las mujeres no sólo vivían agresiones en tiempos de guerra. Veinte años después, el concepto de feminicidio se introdujo a México y Centroamérica. Sus precursoras fueron Marcela Lagarde, Ana Carcedo y Montserrat Sagot. Esto permitió distinguir los homicidios que derivaron de violaciones a los derechos de las mujeres.
No todos los asesinatos de mujeres son feminicidios
Desde hace ocho años, las leyes de tu tiempo consideran al feminicidio como un delito penal. Entonces, se trata de feminicidio cuando una mujer asesinada presenta signos de violencia sexual, lesiones o mutilaciones degradantes. También si presentaba antecedentes de violencia familiar, de pareja, en la escuela o comunidad. Si mantenía alguna relación sentimental o de confianza con la persona feminicida. Finalmente, cuando el cuerpo fue expuesto en un lugar público.
Aunque México fue el segundo país en tipificar los feminicidios, las estadísticas de 2020 son preocupantes. Por ello, grupos activistas se rehúsan a normalizar la violencia por creencias sobre la feminidad y masculinidad. Sobre todo, cuestionan que las mujeres sean vistas como propiedad, pues las personas no le pertenecen a nadie.
Esto no se traduce en una guerra de géneros. No se trata de quiénes mueren más, sino de cómo lograr una vida libre de violencia. El término feminicidio tiró el mito de que los estereotipos géneros no tienen consecuencias graves. Una broma humillante, un empujón o un arranque de celos son algunos hábitos violentos que anteceden a los feminicidios.
Revelaciones del término hombricidio
Nombrar los fenómenos que afectan nuestra forma de relacionarnos es un buen inicio para mitigarlos. Aunque ya se nombró a los feminicidios, existen otros homicidios también caracterizados por la crueldad con que asesinan los cuerpos debido a su condición de género. En México de 2020, los homicidios son la parte visible de otras violencias no cuestionadas porque su práctica es cotidiana aún.
Gracias a su visibilización, algunas personas han cuestionado y rechazado los tipos de violencia que han parecido irremediables para los hombres. Pero la clave está en el sistema de creencias sobre ser hombre o ser mujer que genera contextos de violencia. Es decir, en cómo normalizamos conductas de agresión contra quienes no coinciden con nuestro ideal de vida.
Por mucho tiempo, en la historia del género, la masculinidad estuvo marcada por prácticas agresivas de demostración y reafirmación de ser hombre. Por esta razón, algunos hombres le han asignado poco valor o una fuerza desproporcionada a sus cuerpos, tal que aceptan situaciones de riesgo: guerra, crimen, trabajos peligrosos...
¿Quiénes decidieron que la vida de las mujeres, menores y ancianos son más importantes que la de un hombre?
Hablar de hombricidios sin desestimar otras causas
El 2020 podría ser un año determinante para empezar a hablar de hombricidios, pero debe cuidarse su empleo. Lo inexacto sería usar el término como una simple transposición sobre el de feminicidios. Estaría forzado e incompleto si la violencia contra los hombres no se analiza con la misma perspectiva de género que estudia los feminicidios.
Tal vez resulte que la cantidad de hombres que son asesinados diariamente se debe a la discriminación de su propio género. Esto es, a ideas equivocadas que continúan socializándose sobre los cuerpos masculinos y las prácticas que se les imponen. Aquí, tal vez radique el significado de hombricidio. La masculinidad podría apropiarse por hombres que perciban y entiendan su sufrimiento, en lugar de hombres que usan la fuerza para ocultar su vulnerabilidad.
Cambiar nuestras creencias de género ha sido un proceso difícil, pero posible. Después de erradicar la violencia contra las mujeres en 2028, sumamos esfuerzos para repensar la violencia e identificar los prejuicios de género que aún escondía. Descubrimos que el asesinato de hombres se relacionaba con la falta de espacios espacios seguros para el reconocimiento de su fragilidad. No siempre son fuertes ni deben serlo.
Aunque en un inicio la expresión hombricidios se utilizó para desestimar las causas feministas, su aparición detonó la reflexión. Cada vez más hombres se rebelaron contra las creencias que, por ejemplo, los consideran insumos para la guerra, seres insensibles. En 2020, ¿cuáles son las violencias que viven los hombres?
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